« Paris n’est pas tellement différent par rapport aux autres villes où j’ai vécu », continue-t-elle. « Quand j’étais en Pologne, tout le monde avait des rêves ; on se considérait comme des jeunes promesses qui luttaient pour leurs ambitions ». A Paris, par contre, tout le monde le fait. « Dans cette ville tout le monde veut être un acteur, mais personne un spectateur », raconte-elle. On apprend à se sentir ordinaire, juste quelqu’un dans la foule, avec ses désirs et le loyer à payer à la fin du fois. Mais, sur le décor, il nous reste Paris. Et, pour l’instant, cela nous suffit.
____________________________________________________________________________
Versión española
Por Valeria Nicoletti
(traducción de Andrea Burón)
Es una tarde lluviosa en París y hasta el barrio
dorado de Ópera está gris en una ciudad atrapada en el mal tiempo. Ahí tuvo
lugar nuestro encuentro con Aneta (Polonia) y Felik (Malasia): los autores
del blog Street Fashion Paris by twolonely swans, un hervidero de comentarios sobre clichés parisinos.
« Cada día hay
posibilidades infinitas en la calle, cada instante es un cliché potencial.
Estoy contento cuando de una historia hago una foto », dice Felik, el
autor de las fotos y los vídeos del blog. El estudió en el International Film School de París, « el único que me
acepto », nos confiesa entre risas. Actualmente, trabaja como freelance grabando y montando vídeos.
Entre los temas preferidos
de Felik está sin duda Aneta, la cual se encarga de escribir los textos.
« No quería crear el típico blog de moda donde enseñara el último bolso de
Zara o donde mostrara a todos que soy una chica mona y hipster, sino un lugar en Internet a medio camino entre la moda y
la fotografía donde pudiera enseñar mis creaciones », afirma Aneta.
En realidad, esta chica
polaca se dedica a vender ropa de una colección que ella misma ha creado. Lo
hace en línea y en algunas tiendas de California y Malasia. Cuando llegó a París,
buscó trabajo en el mundo de la moda, pero solo le propusieron prácticas mal o
no remuneradas. « Hablo inglés, polaco y español, pero en París no puedes
trabajar sin saber francés », recuerda contando cómo pasaba las noches
aprendiendo a decir « me llamo Aneta » en este idioma con la ayuda de
un DVD. Sin embargo, también nos explica que « si hubiera querido una vida
fácil, me hubiera quedado en mi pequeño pueblo de Polonia ». « Venir
a Paris fue una decisión mía », añade.
Aneta y Felik se conocieron en Virginia, Estados
Unidos. Pero por culpa del visado, tuvieron que volver a Kuala Lumpur
(Malasia), donde ella empezó a producir su colección de ropa usando materiales
del país. Un año después, tomaron la decisión de volver a Europa, concretamente
a París.
¿Por qué « dos
cisnes solitarios »?
« Es la historia de mi vida », señala Aneta
sonriente. « Me cansé del positivismo que hay en Estados Unidos, donde todo te
empuja a ser creativo, dinámico… yo quería estar un poco más tranquila, en mi
espacio. Me considero más bien un pequeño cisne o un pato »,
dice mientras Felik nos revela que se trata de un humor típico de los polacos,
casi hermético. « Quiero mostrar París tal y como es, con sus diferencias
sociales, sus contradicciones… », sigue ella.
« La mayoría de los bloggers de
moda solo presentan la mejor cara de la ciudad ofreciendo una percepción
completamente irreal del street style ».
Toda una parte de su blog está dedicada al llamado ‘Síndrome
de París’. Según Wikipedia, este síndrome, descrito por los psiquiatras del Hotel Dieu, « afectaría sobre todo
a los turistas japoneses, desamparados por la diferencia entre la realidad y su
visión idealista de la ciudad (…) Se encuentran desilusionados y
desestabilizados por la distinción entre Francia y la imagen que se hacen de
ella en Japón ». A pesar de esta descripción científica, estos síntomas son ahora
propios de jóvenes soñadores procedentes de Europa del Norte. « Llegan aquí
y confirman que no era lo que esperaban, que no les gusta », sostiene
Aneta.
Esta pareja de bloggers, en cambio, parece haber
encontrado su sitio en París. O mejor dicho, a las afueras, en Le Pré-Saint-Gervais. Como todo joven
que llega a una capital, ellos también han experimentado las dificultades que suponen
buscar un apartamento: « antes vivíamos en un piso de 15m cuadrados;
ahora, tenemos uno de 30, pero está lleno de humedades ».
« Me gusta mucho Belleville », responde
Felik cuando le preguntamos sobre su departamento preferido de la ciudad
de las luces: « hay comida barata y es popular y cool a la vez ». Para Aneta, los lugares más bonitos son
Saint-Michel y los Campos Elíseos, « un placer para los ojos ». Pero
¿acaso esta ciudad, cuya elegancia se extiende por todas las esquinas, no pide
mucho a cambio ? ¿Acaso no presiona siendo siempre tan bella ?
« Yo soy polaca y estoy todo el día deprimida, así que estoy acostumbrada »,
afirma Aneta.
« París no es tan distinto a las otras ciudades
donde he vivido », añade. « Cuando estaba en mi país, todo el mundo tenía
sueños; nos considerábamos jóvenes promesas que luchaban por sus
ambiciones », nos cuenta. En París, en cambio, todo el mundo lo hace.
« En esta ciudad –continúa Aneta- todos quieren ser actores, pero nadie
quiere ser espectador ». Aprendemos a ser ordinarios, alguien entre las
masas, con nuestros deseos y un apartamento que pagar a final de mes. Pero en toda
esta historia, nos queda Paris. Y con eso nos basta.
___________________________________________________________________________
Versione italiana
di Valeria Nicoletti
È un piovoso mercoledì
di aprile. Perfino il quartiere dorato di Opéra è grigio in una Parigi
assediata dal maltempo. È qui che incontriamo Aneta e Felik, lei polacca, lui
malese, anima, mente e sarcasmo tagliente, dietro il blog Street fashion Paris by two lonely swans, una collana di splendide istantanee di
Parigi, condite da commenti in salsa agrodolce sulla routine nella capitale
francese.
“Ogni giorno per
strada ci sono infinite possibilità”, ogni momento è uno scatto potenziale.
“Sono contento quando riesco a catturare un istante”, racconta Felik,
autore delle fotografie. Felik ha studiato all'International Film School di Parigi, “l’unica scuola che mi ha accettato”,
ride, “e uno dei pochi posti della città dove non è necessario conoscere il
francese”. Oggi lavora come free-lance, realizzando video.
Tra i soggetti preferiti
di Felik, c’è Aneta, ideatrice delle loro peregrinazioni nella
capitale, autrice dei testi e mente del blog. “Non volevo creare il solito
fashion blog”, racconta Aneta, “dove mostro l’ultima borsa di Zara
dandomi arie da hipster, ma un sito che unisse moda e fotografia e dove
mostrare anche le mie creazioni”.
Aneta ha infatti creato
una sua collezione di abiti, che vende on-line e in
boutique americane e malesi e, una volta a Parigi, ha tentato di trovare un
lavoro nell’ambito della moda imbattendosi in una sequela di proposte di stage
non retribuiti o volontariato. “Io parlo inglese, polacco, spagnolo, ma a
Parigi senza francese non riesci a trovare un lavoro”, conferma Aneta,
raccontando di serate passate in compagnia dei dvd di lingua francese a
ripetere: “Bonjour, je m’appelle Aneta, je suis polonaise”. Tuttavia, “se
avessi voluto una vita facile, sarei rimasta nel mio villaggio”, dice
Aneta, “è stata una mia scelta quella di venire a Parigi”.
Aneta e Felik si sono
conosciuti in Virginia negli Stati Uniti. Per
problemi di visto, sono tornati in Malesia, a Kuala Lumpur, dove
Aneta ha cominciato a produrre la sua collezione di vestiti, con materiali del
luogo. Dopo un anno, la decisione di trasferirsi di nuovo in Europa, a Parigi.
Perché “two lonely
swans”?
Tutto nasce da un meme.
“È la storia della mia vita”, scherza Aneta. “Di ritorno dagli Stati
Uniti, non ne potevo più di tutto questo slancio di positivismo: ‘devi essere
creativo, dinamico, fresco’; preferisco pensarmi come un anatroccolo, anche un
cigno, ma solo”, commenta. “Quello che voglio è presentare Parigi
davvero così com’è”, continua Aneta, “la maggior parte dei fashion blog
pubblica una versione piuttosto irreale della vera moda di strada”.
Tutta una sezione del
loro blog è dedicata alla cosiddetta Sindrome di Parigi. Secondo
Wikipedia, la sindrome, almeno da quanto risulta dalle descrizioni degli
psichiatri dell’Hôtel Dieu, sarebbe “un disagio derivante dalla differenza
tra la visione idealizzata della capitale francese […] e l’effettiva visione
[…] durante il soggiorno nella città”. Tali sintomi, secondo la tradizione,
sono stati attribuiti solo ai turisti giapponesi. Tuttavia, oggi, sembrano
appannaggio di un afflusso scandinavo di giovani sognatori nella capitale
francese “Arrivano qua e si stupiscono: ‘ma è orribile? Non era come me lo
aspettavo!’”, scherza Aneta.
Aneta e Felik sembrano
aver trovato il loro posto nella capitale. Anzi, un po’ oltre, a Le
Pré-Saint-Gervais, in periferia. Anche loro due, come ogni giovane avventuriero
che s’imbarca nell’impresa di trovare un alloggio, hanno sperimentato sulla
propria pelle le difficoltà del cercare casa a Parigi. “Vivevamo in un
appartamento di 15 metri quadri, ora ne abbiamo trovato uno di 30 che
condividiamo in due”, raccontano, “ma abbiamo l’umidità sulle pareti!”,
commentano, a proposito dei funghi che infestano la casa e popolano anche le
pagine del blog.
“Mi piace Belleville”,
risponde senza esitazioni Felik, quando gli chiediamo qual è il suo quartiere
preferito, “perché c’è il cibo più economico e perché rimane popolare pur
essendo cool”. Per Aneta, i quartieri più belli sono Saint-Michel e, senza
dubbio, gli Champs-Elysées, "un piacere per gli occhi". Ma
tanta ricchezza non sarà anche una fonte non trascurabile di pressione? Sarà
vero che Parigi incute un certo timore reverenziale? E vivere in un posto dove
la felicità sembra possibile, come diceva Cioran, non conduce a un'inevitabile
tristezza? “Io sono polacca, sono sempre depressa, quindi per me non cambia
niente”, tronca netto Aneta.
“Parigi non è poi
così diversa dalle altre grandi città in cui ho vissuto”, commenta Aneta,
che non crede al sogno della Ville Lumière. “Quando ero in Polonia,
all’università, tutti avevamo un sogno e lottare per realizzare i nostri
desideri ci faceva sentire speciali”. A Parigi, combattere per realizzare i
propri desideri è lo status più ordinario. "Qui sono tutti attori,
nessuno si contenta di essere un semplice spettatore", conclude Aneta.
Lo scontro diventa quotidiano e si impara semplicemente a essere uno tra i
tanti, con le proprie ambizioni e con l’affitto da pagare alla fine del mese.
Ma, sullo sfondo, resta Parigi. E, almeno per adesso, questo è abbastanza.